martes, 12 de abril de 2016

Artículos, artículos, artículos

Hoy publicamos un nuevo comentario. Como siempre, primero está el texto sin firma, luego el comentario propuesto y por último, su localización y autoría. Espero que os resulte útil. Comentad, criticad y menospreciad todo lo que queráis en la caja de comentarios. Un saludo.


TEXTO: “Articulos, artículos, artículos”


“Artículos, artículos, artículos. Una forma de autodestrucción. He vuelto a hacer artículos. Cientos, miles de artículos. Los artículos, primero, fueron mi procedimiento para irme autoestructurando. Eran una construcción piedra a piedra, paso a paso, el hacerse un nombre, un hombre y una vida día a día, palabra a palabra. Ahora, consumado todo, son una autodestrucción, y con cada artículo voy quitando un soporte a mi vida, a mi obra, voy desarticulando pieza a pieza el armazón trabajoso e inútil de mi vida. Los críticos, los lectores, las gentes dicen que el escritor puede quemarse con tantos artículos, pero el escritor, contrito, aterido, solo, doliente, huérfano de todo, lo que quiere es eso, más que nada, y ha encontrado en el artículo una forma de arder, de desaparecer, una labor inútil y fragmentaria en la que deshojarse y morir. El artículo fue mi hacha de guerra, mi estilete, el arma que me dio la vida para entrar a saco y vencer, la espada corta y segura con que conquistar y construir un pequeño imperio personal. Y ahora lo vuelvo contra mí, desahogo mi obra en artículos, me disperso, me fragmento, porque hacer libros es construir con voluntad de pervivencia, con fe arquitectónica, y eso me resulta ya siniestro. He hecho algunos libros, no muchos, demasiados en todo caso.

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Y haré algunos más, quizás, atraído por el vértigo de la inutilidad, por esa concentración de vacío que es un libro. Pero lo que quisiera es este suicidio del artículo. Ya que no he tenido valor para destruir mi vida, voy a destruir mi obra, a fragmentar en artículos dispersos lo que pudiera haber sido un todo completo y edificado. Con cada artículo que escribo pierdo la posibilidad de hacer un poema, un ensayo, un relato, algo más resistente y continuo. Y así, en cada artículo entierro y amortajo para siempre una dirección de mi vida, o varias direcciones, dejándolo todo incompleto, insinuado, quebrado, roto, maltrecho y malogrado. 

Estoy llegando, sí, a esta voluptuosidad negativa del artículo de periódico como sacrificio, como inmolación, como amortajamiento de criaturas que pudieron crecer y vivir. Con cada artículo desanudo un nudo de la trama de mi existencia, y me voy quedando suelto, ligero, vacío de posibilidades, irrealizado. Con miedo, con sudor, con temblor, con frío, con calores, con inseguridad, con rabia, con luz o sin luz, escribo artículos todos los días y así hago el revés de mi obra, y contemplo el cristal suntuoso que pude fraguar, roto en los mil añicos de los artículos, deslogrado para siempre. No quiero hacer una obra, sino deshacerla. Me arranco artículos como el que se arranca la piel a tiras, como el leproso que se arranca la carne en pellas. He descubierto que el artículo es una brillante forma de fracasar.”


COMENTARIO DE TEXTO


La modalidad textual argumentativa de este texto resulta evidente, ya que el autor defiende una opinión concreta. Por su extensión, e incluso por la propia temática de esta composición, se puede establecer que se trata de un texto del ámbito de los medios de comunicación, en concreto, de un artículo de opinión recogido en alguna publicación periodística. Como comentaremos a continuación, la función apelativa y poética del lenguaje, así como los elementos que aportan subjetividad, son manifiestos.

Desde el punto de vista del contenido, el tema del texto se puede formular así: el artículo periodístico como manifestación de la crisis existencial y creativa de los escritores veteranos. Este tema aparece explicitado bajo la expresión “el suicidio del artículo”. El tono dramático, hiperbólico y existencial es una constante en el texto. Hay una clara intención de reflexionar sobre la crisis creativa del escritor y la función de la escritura de artículos como forma de autodestrucción de la obra del creador.
Esta sorprendente tesis aparece recurrentemente en todo el texto. Se repite y se reformula con distintas expresiones, al mismo tiempo que el autor hace un repaso a su carrera literaria. Establece que en un primer momento la escritura de artículos le servía para formarse como literato. Pero, después de publicar varios libros, ha vuelto a la redacción de artículos con la sensación de que está cavando su propia tumba como escritor, pero con el convencimiento de que necesita hacer esa labor de deconstrucción de su obra. Porque en realidad quiere “deshacer” su obra. Y termina con la idea de que está buscando una especie de fracaso intencionado.

Pasamos ahora a comentar los aspectos lingüísticos del texto que sirven para expresar las ideas del autor. Posiblemente, el recurso más característico de esta composición es la repetición. Esa insistencia sobre la tesis que señalábamos anteriormente se refleja, nada más comenzar el texto, con la repetición de palabras. El primer enunciado ya es significativo: “artículos, artículos, artículos”. Pero es que esa palabra se repite hasta veinte veces a lo largo de texto. No es casual, ni significa que el autor no haya encontrado sinónimos, sino que utiliza este mecanismo de recurrencia al servicio de la literariedad para aportar una mayor emotividad y expresividad al texto.

El contraste es otro recursos muy presente. En las primeras líneas contrapone el sustantivo “autodestrucción” con el gerundio “autoestructurando”. Ambos conceptos remiten a la idea de “el suicidio del artículo”, que recorre el texto. Encontramos muchas repeticiones léxicas también a base de parejas de palabras: “piedra a piedra”, “palabras a palabras”, “pieza a pieza”. Este mecanismo lingüísticos le sirve al autor para transmitir una sensación de acumulación de argumentos.
Lo mismo ocurre con la colocación de adjetivos sinónimos en la línea 8, todos ellos cargados de connotaciones negativas. De hecho, el léxico de contenido existencial y pesimista es una constante a lo largo del texto. Lo vemos con el uso de palabras como “contrito”, “aterido”, “desaparecer”, “deshojarse” o “morir”, concentradas todas ellas en las primeras líneas del texto, un mecanismo de recurrencia semántica o isotopía de la muerte.

A continuación, y a través de la metáfora del artículo como arma, el autor explica que esa herramienta se ha vuelto contra él. ¿Por qué? Porque el artículo es una forma de fragmentar su obra, de romperla. Y después de una serie de oraciones de periodo más bien extenso, el texto sorprende con una contundente y breve frase que pone de manifiesta la actitud “suicida” del escritor: “Pero lo que quisiera es este suicido del artículo”. Es decir, es consciente de cómo la escritura de artículos fragmenta su “imperio”, pero lo desea.

Y entonces el autor se recrea en un léxico mortuorio. Se refleja en el uso de los verbos “entierro”, “amortajo”, y con los adjetivos “quebrado”, “roto”, “maltrecho”. Nuevamente, nos encontramos una acumulación de vocablos pesimistas, pero ahora con el convencimiento de que esa actitud negativa es buscada e intencionada.

Con una tesis como esta, las contradicciones son inevitables, y se reflejan lingüísticamente con la colocación de antónimos construidos por derivación (“desanudo un nudo”, en el segundo párrafo), o antónimos puros (“con frío, con calores”, en el tercer párrafo). Y termina con un macabro símil final: el autor de artículos es un leproso “que se arranca la piel en pellas” y con una inquietante paradoja: el artículo como “brillante forma de fracasar”, donde el adjetivo “brillante” alcanza connotaciones extrañas al colocarse un término de connotaciones positivas frente a un término cargado de connotaciones negativas, de tal manera que se rompen las expectativas del lector. Es esa extrañeza, típica del lenguaje literario, la que recorre un texto claramente provocador.

En conclusión, se trata de un texto construido muy coherentemente en torno a una idea poderosa. Es una idea que se transmite por acumulación de repeticiones, contradicciones, paradojas e hipérboles, lo que consigue reflejar esa crisis vocacional o literaria que acaba siendo una crisis existencial en la que el autor se recrea.

AUTORÍA Y LOCALIZACIÓN


Francisco Umbral, Mortal y rosa (1975). Edición de Miguel García-Posada. Madrid, Ediciones Destino y Ediciones Cátedra (Letras Hispánicas, 393), 1995, págs. 217-218.

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