martes, 12 de abril de 2016

Artículos, artículos, artículos

Hoy publicamos un nuevo comentario. Como siempre, primero está el texto sin firma, luego el comentario propuesto y por último, su localización y autoría. Espero que os resulte útil. Comentad, criticad y menospreciad todo lo que queráis en la caja de comentarios. Un saludo.


TEXTO: “Articulos, artículos, artículos”


“Artículos, artículos, artículos. Una forma de autodestrucción. He vuelto a hacer artículos. Cientos, miles de artículos. Los artículos, primero, fueron mi procedimiento para irme autoestructurando. Eran una construcción piedra a piedra, paso a paso, el hacerse un nombre, un hombre y una vida día a día, palabra a palabra. Ahora, consumado todo, son una autodestrucción, y con cada artículo voy quitando un soporte a mi vida, a mi obra, voy desarticulando pieza a pieza el armazón trabajoso e inútil de mi vida. Los críticos, los lectores, las gentes dicen que el escritor puede quemarse con tantos artículos, pero el escritor, contrito, aterido, solo, doliente, huérfano de todo, lo que quiere es eso, más que nada, y ha encontrado en el artículo una forma de arder, de desaparecer, una labor inútil y fragmentaria en la que deshojarse y morir. El artículo fue mi hacha de guerra, mi estilete, el arma que me dio la vida para entrar a saco y vencer, la espada corta y segura con que conquistar y construir un pequeño imperio personal. Y ahora lo vuelvo contra mí, desahogo mi obra en artículos, me disperso, me fragmento, porque hacer libros es construir con voluntad de pervivencia, con fe arquitectónica, y eso me resulta ya siniestro. He hecho algunos libros, no muchos, demasiados en todo caso.

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miércoles, 23 de marzo de 2016

El secuestro del avión


¿Ya de vacaciones de Semana Santa? Pues El Comentarista va a contracorriente y retoma su actividades comentarística enfocada a la preparación de las oposiciones para profesores de Lengua Castellana y Literatura. Muchos opositores que se preparan para la próxima convocatoria de junio estamos estudiando para pasar ese trago lo mejor posible. Aquí aporto mi granito de arena para practicar la parte del comentario de texto.

Todas las entradas tienen la misma estructura:
- Un texto del que se desconoce su procedencia y autor.
- Un breve comentario del contenido y los aspectos lingüísticos realizado por un servidor (es decir, yo).
- Explicación de la procedencia y autoría de texto. Esta información se deja para el final para que los lectores del blog puedan simular las mismas circunstancias que se encuentran los opositores en el examen, en el que los textos aparecen sin referencias al autor.

Se agradecen todos los comentarios, correcciones y aportaciones a estos comentarios que publico con mucha humildad y siendo consciente de que están plagados de errores y barbaridades, pero que se han realizado con cariño y ánimo de mejora.
Ahí va el primero de esta nueva temporada de comentarios:

El secuestro aéreo
Antes de que el avión hubiera alcanzado la altura de crucero, el joven loco se levantó sosteniendo en la mano derecha un aparato del que afirmó a gritos que estaba conectado a una bomba que llevaba pegada al muslo con cinta adhesiva.
-Aquí se va a hacer a partir de ahora lo que yo diga –añadió, con el labio superior y la frente llenos de sudor.
Las azafatas y el pasaje se dieron cuenta de que se trataba del mando a distancia de un televisor, pero nadie hizo nada por frenar al muchacho.
Eran las ocho de la mañana y acababan de dejar atrás un Madrid lluvioso, caótico, agresivo. La Barcelona que les esperaba al otro lado del puente aéreo no estaba, según la radio, en mejores condiciones. Muchos viajeros agradecieron íntimamente que se les sacara de la rutina habitual con un falso secuestro.
El joven apuntó a una azafata con el mando exigiéndole que le condujera a la cabina del piloto.
-¿Qué pasa? –preguntó el comandante al percibir el perfume de la azafata tras de sí.
-Esto es un secuestro- gritó el muchacho apuntando a todo lo que se movía.
-Dice que lleva una bomba pegada al muslo –informó la azafata con neutralidad.
El comandante observó el mando a distancia con una mirada estimativa y preguntó a la tripulación.
-¿Queréis que salgamos en el telediario o preferís que le dé una torta y lo devuelva a su asiento?
Hubo unos instantes de vacilación que resolvió el copiloto con cinismo:
-Yo prefiero salir en el telediario.
El comandante empezó a sobrevolar Madrid e informó a la torre de control de que estaban secuestrados por un individuo que amenazaba con hacer explotar una bomba que llevaba pegada al muslo si no se seguían sus instrucciones. Desde la torre preguntaron enseguida qué quería.
-¿Qué quieres? –dijo el comandante al chico.
-No sé –respondió sudando a chorros por la frente-, el caso es que tengo de todo.
-¿Cómo que tienes de todo?
-Que tengo de todo, eso dicen mis profesores.
-¿No hay de verdad nada que desees, incluso aunque no sea directamente para ti, sino para darle una alegría a alguien?
La azafata se acercó al muchacho y le quitó el sudor de la frente, como una enfermera a un cirujano. Entretanto, el comandante se dirigió por la megafonía al pasaje y anunció que, aunque el avión se encontraba secuestrado, las negociaciones con el terrorista progresaban razonablemente bien.
-Espero darles buenas noticias en poco tiempo-añadió. No pierdan la calma, y si desean un zumo o un café, póngase en contacto con nuestro personal auxiliar.
Pasaron unos minutos de incertidumbre. El muchacho loco parecía decepcionado y asustado a la vez por la actitud general. Quizá no había esperado tanta compresión. El copiloto sacó un peine de alguna parte y se lo pasó por la cabeza, quizá pensando en las fotografías. El comandante encendió un cigarrillo con gesto de paciencia.
- ¿No quieres que vayamos a Cuba? Es lo normal.
- No-dijo el muchacho saliendo de su estupor-, lo que a mis padres les gustaría es que me dieran el Premio Nobel de Química, porque tienen una droguería en Fuencarral. El comandante se puso en contacto con las autoridades, que a la vez hablaron con la Academia Sueca, y, tras unas deliberaciones no exentas de tensión, transmitieron al comandante que tratándose de un terrorista sólo le podían dar el Nobel de la Paz.
- El de la Paz está bien-dijo el muchacho tras unos minutos de duda-. Aterriza, que me voy a entregar.
El comandante inició una maniobra de aproximación al aeropuerto de Barajas, mientras los pasajeros empezaban a encender los móviles para ponerse en contacto con las emisoras de radio y contar su versión de lo sucedido. Cuando abrieron las puertas del avión, la policía gritó que saliera el secuestrador con las manos en alto. El muchacho abandonó el aparato con el mando a distancia en la mano derecha, descendió por las escalerillas y, cuando estaba a un metro de los geos, a punto de que éstos se abalanzaran sobre él, apretó un botón y cambió de canal.

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miércoles, 2 de abril de 2014

Texto argumentativo: el catalán y el español


Hoy, un nuevo texto argumentativo. Y este viene con polémica. ¿Cómo podemos abordar el comentario de un texto argumentativo de tema claramente espinoso? ¡No pasa nada! Limitémonos a hacer un comentario lingüístico. Analicemos, como solemos hacer, los aspectos puramente textuales de la adecuación, la coherencia y la cohesión, al margen de la fortaleza o debilidad de los argumentos. Y culminemos nuestro comentario con una conclusión sobre los aspectos meramente lingüísticos. ¿Ha conseguido el autor ensamblar las ideas de tal forma que el texto pueda ser percibido como una unidad? Veámoslo.



A continuación, el texto. Posteriormente, el comentario. (Pincha en más información para verlo)

Los catalanes saben el español tan bien como nosotros. Desde el siglo XIV las isoglosas del catalán son, las más, comunes con el castellano o español (luego fue "purificado", "normalizado" por Pompeu Fabra). Se hablaba allí ya entonces, se sigue y seguirá hablando, aunque, en ciertos ambientes haya una gran presión para que los catalanes no hablen en español. Ni los demás: para que yo y el taxista de Jaén hablemos en catalán (lo oí proponer a alguien importante, no exagero). En el trato personal, todavía hay respeto y cortesía.

Señores políticos catalanes: eso que están imponiendo a los catalanes (y a los españoles todos) es una represión y un empobrecimiento, algo fuera de toda racionalidad. Nuestro siglo no se lo merece. España (que incluye a Cataluña) tampoco. Todo hemos convivido, nos hemos ayudado, seguimos haciéndolo. Con el griego, el latín, el ibero, hablábamos la misma lengua. No había suevos ni tartesios entre ustedes, tampoco una provincia Catalonia (la Tarraconense llegaba hasta Lugo). Luego hubo dos lenguas emparentadas que convivían perfectamente. Ustedes se unieron a Aragón, luego a Castilla, mediante bodas y tratados (no guerras). Vinieron a ayudamos, frente al moro, en las Navas de Tolosa Nadie les obligó. Aprendieron español porque era útil. Así se difunden las lenguas.


lunes, 24 de marzo de 2014

Cuento VII de "El conde Lucanor", don Juan Manuel

El exemplo VII de “El Conde Lucanor” es uno de los más conocidos de esta obra de Don Juan Manuel, una de las muestras más notables de toda la prosa medieval y la obra en prosa castellana más importante del siglo XIV. La historia pertenece a la tradición oral y se ha transmitido de generación en generación en múltiples variantes. En general, se lo suele conocer como “el cuento de la lechera”.

A continuación, el texto íntegro. Y posteriormente, haciendo click en "más información", el comentario. Gracias, como siempre, por "megustear", compartir y comentar.


Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana


Otra vez estaba hablando el Conde Lucanor con Patronio de esta manera:

-Patronio, un hombre me ha propuesto una cosa y también me ha dicho la forma de conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas que, si con la ayuda de Dios pudiera salir bien, me sería de gran utilidad y provecho, pues los beneficios se ligan unos con otros, de tal forma que al final serán muy grandes.

Y entonces le contó a Patronio cuanto él sabía. Al oírlo Patronio, contestó al conde:

-Señor Conde Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las realidades y desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes viven de ellas les suele ocurrir lo que a doña Truhana.

El conde le preguntó lo que le había pasado a esta.

-Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana, que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.

»Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.



»Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente porque había perdido todas las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así, porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto.

»Vos, señor conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.

Al conde le agradó mucho esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la historia y, así, le fue muy bien.

Y como a don Juan le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso estos versos:

En realidades ciertas os podéis confiar,
mas de las fantasías os debéis alejar.


sábado, 15 de marzo de 2014

Texto argumentativo: Arquímedes


El comentario de texto argumentativo es uno de los más habituales en exámenes y pruebas de oposición. La ventaja es que suelen ser textos periodísticos, más bien breves, por lo que los rasgos de coherencia y cohesión suelen ser bastante visibles. Hoy nos enfrentamos a un artículo de opinión extraído de El País.

Como es habitual, el comentario se encuentra en el enlace posterior al texto.

Arquímedes


Hay algunos personajes que rompen el principio de Arquímedes: desalojan más de lo que pesan; experimentan un impulso hacia arriba muy superior al valor de su vida o a la densidad de su obra. Los conoces bien. Abres el periódico y sus nombres están allí, enchufas la televisión y sus rostros aparecen gesticulando siempre, conectas la radio y los oyes a cualquier hora del día o de la noche dictaminando acerca de las cosas más dispares sin una idea original que te sorprenda. Sus juicios son requeridos en toda clase de temas y acontecimientos, ya se trate del amor o de la peste equina, de la guerra nuclear o de un simple descarrilamiento del tren de cercanías, y ellos nunca se detienen ante nada lo mismo opinan con desparpajo de mecánica cuántica que salen friendo un par de huevos con delantal en un programa para amas de casa. Son vacíos y omnipresentes. Algunos de estos escritores, cineastas, intelectuales, artistas y políticos que acaparan la actualidad, despiertan mucha envidia, pero ninguna pasión; su figura multiplicada en imágenes hasta la angustia, provoca chismes y comentarios aunque difícilmente levanta una polémica. Como cetáceos llenos de flato, se les ve chapotear en la superficie de la sociedad desplazando toneladas de fluido que no se corresponden con la entidad de su trabajo, y entonces uno, con cierta ira, piensa en otros seres de vida preservada que también rompen el principio de Arquímedes en sentido inverso: desalojan mucho menos de lo que pesan; se hallan instalados a una altura inferior a su talento o sumergidos en el anonimato, si bien podrían deslumbrarnos con su pensamiento. Para encontrarlos hay que ir a los centros de investigación, a las universidades de provincias, a los institutos de pequeñas ciudades. Son profesores, poetas, científicos, artistas, escritores, que no salen en pantalla. No nos agraden con su estomagante presencia. Se limitan a trabajar con la elegancia que posee el silencio cuando éste es creativo. Por fortuna para ellos, usted no los conocerá nunca.

Manuel Vicent, El País.

viernes, 14 de febrero de 2014

Perfección - Jorge Guillén

Esta vez toca analizar un poema del siglo XX. Jorge Guillén, el optimista, escribió esta bella reflexión sobre el momento cumbre del día: el mediodía. Guillén, uno de los principales poetas del siglo XX, ha sido considerado como uno de los miembros de la Generación del 27.

El comentario comienza con un breve análisis del texto como acto comunicativo. Posteriormente, se desarrollan por separado los aspectos de contenido y forma. A continuación, el poema. Haz click en "leer más" para ver el comentario.



Queda curvo el firmamento,
compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento 
del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
central, sin querer, la rosa,
a un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
que el pie caminante siente
la integridad del planeta.


                         Jorge Guillén



martes, 11 de febrero de 2014

Cantar del Mío Cid - El episodio del León

Y vamos con la épica medieval. Uno de los momentos más conocidos del "Cantar de Mío Cid" (o "Poema de Mío Cid, según se prefiera) es el inicio del Cantar de la Afrenta de Corpes, donde los yernos del caballero castellano sufre un humillante episodio.

A continuación, el fragmento. Después del salto, el comentario.



En Valencia con los suyos     vivía el Campeador;
con él estaban sus yernos,     Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía     en su 
escaño, sin temor,
un mal sobresalto entonces,     sabed, les aconteció:
Escapóse de una jaula,     saliendo fuera, un león.
Los que estaban en la Corte     sintieron un gran temor;
recogiéronse sus mantos      los del buen Campeador,
y rodean el escaño     en guarda de su señor.
Allí Fernando González,     Infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre     donde esconderse encontró;
metióse bajo el escaño,      tan grande fije su pavor.
Diego González, el otro,    por la puerta se salió
diciendo con grandes gritos:     -¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la viga de un lagar     metióse con gran temor;
todo el manto y el brial     sucios de allí los sacó.
En esto que se despierta     el que en buen hora nació;
de sus mejores guerreros    cercado el escaño vio:
-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas?     ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?
-Es que, mi señor honrado,     un susto nos dio el león.
Apoyándose en el codo,     en pie el Cid se levantó:
El manto se pone al cuello     y encaminóse al león.
La fiera, cuando vio al Cid    al punto se avergonzó;
allí bajó la cabeza,     y ante él su faz
 humilló.
Nuestro Cid Rodrigo Díaz      por el cuello lo tomó,
y lo lleva de su diestra     y en la jaula lo metió.
A maravilla lo tiene todo     el que lo contempló.
Volviéronse hacia la sala     donde tienen la reunión.
Por sus dos yernos Rodrigo     preguntó, y no los halló;
aunque a gritos los llamaban,     ni uno ni otro respondió,
y cuando los encontraron,      los hallaron sin color.
No vieseis allí qué burlas    hubo en aquella ocasión;
mandó que tal no se hiciese    nuestro Cid Campeador.
Sintiéronse avergonzados     Infantes de Carrión;
fiera deshonra les pesa     de lo que les ocurrió.



Anónimo