sábado, 15 de marzo de 2014

Texto argumentativo: Arquímedes


El comentario de texto argumentativo es uno de los más habituales en exámenes y pruebas de oposición. La ventaja es que suelen ser textos periodísticos, más bien breves, por lo que los rasgos de coherencia y cohesión suelen ser bastante visibles. Hoy nos enfrentamos a un artículo de opinión extraído de El País.

Como es habitual, el comentario se encuentra en el enlace posterior al texto.

Arquímedes


Hay algunos personajes que rompen el principio de Arquímedes: desalojan más de lo que pesan; experimentan un impulso hacia arriba muy superior al valor de su vida o a la densidad de su obra. Los conoces bien. Abres el periódico y sus nombres están allí, enchufas la televisión y sus rostros aparecen gesticulando siempre, conectas la radio y los oyes a cualquier hora del día o de la noche dictaminando acerca de las cosas más dispares sin una idea original que te sorprenda. Sus juicios son requeridos en toda clase de temas y acontecimientos, ya se trate del amor o de la peste equina, de la guerra nuclear o de un simple descarrilamiento del tren de cercanías, y ellos nunca se detienen ante nada lo mismo opinan con desparpajo de mecánica cuántica que salen friendo un par de huevos con delantal en un programa para amas de casa. Son vacíos y omnipresentes. Algunos de estos escritores, cineastas, intelectuales, artistas y políticos que acaparan la actualidad, despiertan mucha envidia, pero ninguna pasión; su figura multiplicada en imágenes hasta la angustia, provoca chismes y comentarios aunque difícilmente levanta una polémica. Como cetáceos llenos de flato, se les ve chapotear en la superficie de la sociedad desplazando toneladas de fluido que no se corresponden con la entidad de su trabajo, y entonces uno, con cierta ira, piensa en otros seres de vida preservada que también rompen el principio de Arquímedes en sentido inverso: desalojan mucho menos de lo que pesan; se hallan instalados a una altura inferior a su talento o sumergidos en el anonimato, si bien podrían deslumbrarnos con su pensamiento. Para encontrarlos hay que ir a los centros de investigación, a las universidades de provincias, a los institutos de pequeñas ciudades. Son profesores, poetas, científicos, artistas, escritores, que no salen en pantalla. No nos agraden con su estomagante presencia. Se limitan a trabajar con la elegancia que posee el silencio cuando éste es creativo. Por fortuna para ellos, usted no los conocerá nunca.

Manuel Vicent, El País.


Comentario de texto

Se trata de un texto argumentativo, ya que el autor defiende una tesis concreta (la exagerada presencia en los medios de comunicación de supuestos expertos en cualquier tema) con argumentos. Por tanto, la modalidad discursiva predominante es la argumentación, aunque el autor también se apoya en pasajes más descriptivos para construir sus argumentaciones. Este texto, por su extensión breve, por la expresión de una idea concreta y de interés general y por el uso de un lenguaje cuidado y accesible, puede considerarse como un artículo de opinión de un medio de comunicación de ámbito general. El artículo de opinión es uno de los géneros periodísticos más habituales en las páginas de opinión de los medios de comunicación escritos.

El autor muestra su intención comunicativa de convencer al receptor del mensaje. Esa intención se observa en la presencia predominante de la función lingüística apelativa o conativa. Se observa en el uso de verbos en primera persona del plural, las referencia a la segunda persona (“los conoces bien”, en la tercera línea; “usted”, en la última línea), verbos en un presente atemporal, así como en el léxico valorativo y fuertemente connotado.

Desde el punto de vista de los elementos del proceso comunicativo, el texto se presenta como un mensaje emitido por un emisor (el autor del texto) hacia un receptor múltiple (los lectores, que constituyen un público amplio precisamente por el carácter divulgativo del texto). El canal utilizado es el escrito y el código es el lenguaje verbal, en concreto la lengua castellana.

En cuanto al contenido, el autor consigue que el texto tenga coherencia haciendo que todo el mensaje gire en torno a un único tema: la desproporción en la relevancia mediática del talento. El escritor explica que los medios de comunicación están abarrotados de supuestos expertos y tertulianos que opinan sobre cualquier tema de actualidad. Critica que esos “personajes” inunden el espectro mediático a todas horas sin aportar ideas originales. Sin embargo, otras muchas personas (“seres de vida preservada”) permanecen en el anonimato cuando sí podrían aportar opiniones realmente fundamentadas.

Se puede dividir el texto en dos partes. Cada una de ellas se refiere a una idea que apoya y refuerza a la otra. La primera parte abarca hasta la línea 16 y termina en “…la entidad de su trabajo”. Aquí el autor se centra en mostrar la idea de que los medios están invadidos por esos comentaristas que analizan cualquier tema sin estar realmente preparados para ello. En esa línea 16, la expresión “y entonces” sirve de conector textual para separar lo anterior e introducir el segundo bloque, que trata sobre la existencia de auténticos expertos con opiniones interesantes cuya presencia mediática es inferior y se limitan “a trabajar”.

Desde este punto de vista, la comparación entre la presencia mediática de expertos y el principio de Arquímedes es la que da unidad a todo el texto. Dice el autor que hay una contradicción entre ambos hechos, ya que tanto los comentaristas polivalentes como los expertos anónimos rompen ese principio: los primeros reciben un impulso hacia arriba muy superior a su peso, mientras que otros reciben un impulso inferior al que deberían recibir por su peso.

En cuanto al léxico, abundan los vocablos con valor connotativo, ya que se trata de un texto que pretende convencer. En general, el vocabulario es accesible a una mayoría de lectores para conseguir de forma eficaz y amplia la comunicación de sus ideas. Encontramos muchas palabras referidas al campo semántico de los medios de comunicación (“periódico”, “televisión”, “acontecimientos”) y otras del campo semántico de la ciencia (“principio de Arquímedes”, “mecánica cuántica”). En ocasiones, el autor busca un intencionado contraste entre vocablos del ámbito de la tecnología y expresiones coloquiales, como en “desparpajo de mecánica cuántica”, “friendo un par de huevos”, “vacíos y omnipresentes”. Muchas de estas expresiones tienen una finalidad humorística, para despertar la simpatía del lector hacia el tema.

En general, morfológicamente es un texto con gran peso de los verbos, que dan dinamismo al texto y muy orientado a la actividad. Algunos en tercera persona, para referirse a los expertos falsos y a los verdaderos (“rompen”, “desalojan”, “experimentan”) y otros en segunda persona para interpelar directamente al lector y así atraerlo hacia sus opiniones (“ves”, “enchufas”, “conectas”).

La sintaxis es bastante compleja por el uso de oraciones subordinadas que sirven para expresar ideas complejas. Los enunciados son, por ese mismo motivo, bastante largos y abundan las enumeraciones y aclaraciones entre comas que dan una sensación de acumulación de argumentos para reforzar la tesis.Desde el punto de vista de los recursos de cohesión textual, destaca el “y entonces” ya mencionado, así como el uso de pronombres y adverbios deícticos para conectar las ideas. En cuanto al uso de recursos retóricos, destaca la ironía que recorre el texto, especialmente en la primera parte, el uso de hipérboles para reforzar los argumentos (“figura multiplicada hasta la angustia”), la metáfora del principio de Arquímedes ya comentada y las antítesis (“vacíos y omnipresentes”).

En conclusión, se trata de un texto argumentativo que pretende convencer al lector de una tesis con argumentos construidos a partir de una comparación (el principio de Arquímedes) y que se vale de recursos formales y temáticos para hacer que todo el texto gire en torno a esa tesis central: la ironía, el humor, los contrastes del léxico, el estilo verbal, las enumeraciones, la sintaxis de tendencia subordinante y los conectores textuales, entre otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario