jueves, 6 de febrero de 2014

"Rima LII" de Gustavo Adolfo Bécquer



Empezamos esta recopilación de comentarios con un texto literario, en concreto, con un poema. Bécquer es uno de los poetas más característicos del Romanticismo español, aunque algunos autores lo suelen encuadran más bien en un Posromanticismo junto a Rosalía de Castro. También es verdad que otros se preguntan si realmente hubo un Romanticismo en España.

En todo caso, es un buen texto para comenzar: intenso, agitado y apasionado. Como toda la literatura del autor.

El comentario está dividido en adecuación, coherencia y cohesión, para abordar una visión integral del texto como acto de comunicación. No es un comentario literario que rebusque en las fuentes, las referencias ni las influencias posteriores. Más adelante, en otra entrada, explicaré cómo suelo estructurar los análisis de textos.

Para leer el texto y su comentario, pincha en "más información". Gracias por leer, comentar y difundir.



"Rima LII" de Gustavo Adolfo Bécquer


Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!

Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!

Comentario de texto


ADECUACIÓN

Este poema está incluido en la recopilación de obras líricas de Gustavo Adolfo Bécquer bajo el nombre de “Rimas”. En concreto, se trata de la Rima LII, que pertenece al bloque final de poemas cuya temática se centra en el dolor causado por el desamor. Bécquer es un autor español adscrito a la corriente del Posromanticismo del siglo XIX.

En cuanto al texto como unidad de comunicación, se encuentran los siguientes elementos. El emisor es el propio autor, que se dirige en primera persona a la naturaleza (verso 4: “llevadme con vosotras”).  En cuanto al receptor, hay que distinguir entre el receptor del mensaje pronunciado por el yo lírico, que son las olas, el huracán y las nubes, frente al destinatario del poema, que es un público general. El canal utilizado es el texto escrito y el código es verbal, en concreto, la lengua castellana.

El registro lingüístico utilizado en el poema es culto y literario, ya que el autor emplea un léxico cuidado (“bramando”, “arrebatáis”, “desprendidas orlas”, con un evidente interés estético. La intención del texto es la expresión una emoción de dolor y angustia, por lo que la función del lenguaje predominante es la emotiva y también la poética, al tratarse de una obra literaria. Asimismo, encontramos rastros de la función apelativa, ya que el sujeto lírico se dirige directamente a los elementos de la naturaleza a través de imperativos y exclamaciones.

COHERENCIA

Este fragmento pertenece al bloque temático final de las “Rimas” de Bécquer, por lo que se centra en la expresión del dolor causado por un amor frustrado. La frustración amorosa es un tópico recurrente del Romanticismo, época que alimentó la imagen del amor como lucha constante. La imposibilidad de la realización personal es un muro que impide al poeta disfrutar de la vida ideal que él desea, lo cual le lleva a la frustración y al desengaño.

Este tema se refleja en cómo el sujeto lírico ordena a los elementos de la naturaleza más violentos (las olas gigantes, las ráfagas del huracán, las nubes de tormenta) que le alejen de su situación actual de desamparo y soledad. Quiere fusionarse con el mar, con el huracán y con la tormenta (1ª, 2ª y 3ª estrofa, respectivamente) para que la violencia de los elementos le arranque los dolorosos recuerdos. Teme quedarse solo con sus oscuros pensamientos.

COHESIÓN

El léxico utilizado en este poema está cuidado y tiene una clara intención literaria. El autor utiliza un vocabulario sencillo y directo que se convierte en el mejor vehículo para la expresión efectiva de sus sentimientos. Muchos de los vocablos utilizan remiten al campo semántico de la naturaleza (olas, playas, huracán, bosque, torbellino, tempestad, rayo, niebla). Todos ellos representan una naturaleza violenta, agresiva con el ser humano. Y de esta manera, el autor refleja su estado de ánimo desesperanzado y angustiado. Este es un recurso típico de la lírica romántica del siglo XIX.

En cuanto a las categorías gramaticales predominantes, hay una especial abundancia de sustantivos, utilizados para hacer referencia a los elementos de la naturaleza ya mencionados. En las tres primeras estrofas predominan los sustantivos concretos, mientras que en la última abundan los abstractos (memoria, vértigo, razón, piedad).  Los adjetivos también sirven para intensificar las emociones de dolor: desiertas y remotas, ciego, oscura… Los verbos aparecen en presente cuando se refieren a la descripción de los elementos naturales y en imperativo para dar las órdenes. La última estrofa usa verbos en primera persona para expresar directamente los temores del yo lírico.

En cuanto a la sintaxis, las tres primeras estrofas tienen un estilo nominal. Los núcleos sintácticos son los elementos naturales olas, ráfagas y nubes. Los verbos de estas estrofas están subordinados. Por tanto, las tres primeras estrofas repiten siempre el mismo esquema sintáctico. La última estrofa rompe con ese esquema al utilizar un estilo verbal.

El poema contiene varios recursos retóricos como el paralelismo sintáctico ya mencionado de las tres primeras estrofas, metáforas (“sábana de espumas” en el verso 3), personificación de los elementos de la naturaleza que son dotados de voluntad, repeticiones de los versos 4, 8 y 12, exclamaciones y verso truncado. La proliferación de recursos retóricos alude a ese rasgo tan característico del Romanticismo: el retoricismo.

En conclusión, el poema refleja algunos de los rasgos propios de este movimiento literario por la presentación de una mujer inaccesible, la concepción de la naturaleza como fuerza desgarradora y radical, la inautencidad de la vida presente, la necesidad de evadirse y el retoricismo formal.

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